Casos clínicos: Rodeando el dragón

Durante la cuarentena nuestros gatos se han negado a permanecer encerrados en casa, así que se van a explorar las inmediaciones de la parcela como si de una selva se tratase. El joven pero ya no tan pequeño Osiris hace tiempo que perdió el miedo, y de vez en cuando aparece con pequeñas heriditas que no tardan en cerrar por sí solas. El agujero con el que apareció un día no era una pequeña heridita, sino un buen boquete cuya causa no pudimos ni imaginar. Ni cortas ni perezosas hicimos lo que todo veterinario haría de primeras: anestesiar (a nuestro pesar) y suturar, para que la herida cerrase por primera intención. Durante la operación nos dimos cuenta de que la capa muscular estaba también desgarrada, con una abertura muy extensa, de al menos tres centímetros, y necesitó ser cosida. Luego cerramos piel. La cicatriz que nos quedó nos hizo sentir orgullosas, y por un par de días pensamos que habíamos ganado.

Foto del 23 de abril.

Pero Osiris, como muchos otros gatos, es un poco nervioso y no le gustaba llevar collar isabelino, así que no tardó en hacer de las suyas: acabó arrancándose los puntos y ahora los bordes de la herida estaban más retraídos, con lo cual la probabilidad de éxito de una segunda sutura se reducía, y además no queríamos hacerle pasar por una segunda anestesia (ya la tercera en su corta vida). Así que decidimos dejarlo tal cual para que cerrase por segunda intención.

Foto del 27 de abril.

El tratamiento convencional incluiría antiinflamatorios y/o analgésicos, y por supuesto, antibióticos. ¿Quién pensaría que una herida como esa no los necesita? Posiblemente también alguna pomada para estimular la cicatrización o para evitar infecciones.

Pero en Veterinaria Natural Alma Vegana no somos convencionales y apostamos por una medicina más natural, más respetuosa con el individuo y los procesos de autocuración que todo organismo pone en marcha cuando se ha producido un desafío a su salud. Así que desplegamos nuestro modesto pero sabio «arsenal terapéutico»:

  1. Cero antibióticos tradicionales.
  2. Plata coloidal: vía oral los 5-6 primeros días.
  3. Limpieza de la herida con plata coloidal y aplicación tópica de aloe vera para estimular la cicatrización. Ambos previenen infecciones. Según mejoraba, se fueron retirando progresivamente.
  4. Técnica de acupuntura llamada «rodear al dragón»: con la certeza de que la lesión no es de origen tumoral, procedemos a aplicar unas agujas de acupuntura alrededor de la herida en la piel, estimulando así, también de manera natural, la regeneración de los tejidos dañados. En el caso de Osiris se hizo aproximadamente cada 2-3 días.

La última semana apenas recibió tratamiento, exceptuando un poco de aloe vera una vez al día en la herida. La evolución fue más rápida que en un caso normal de cierre por segunda intención, y además muy limpia, sin ningún signo de infección bacteriana, como se puede apreciar en las fotos. Cada vez que aplicábamos la técnica de rodear el dragón, enseguida se notaba el crecimiento de nuevo tejido en los bordes de la lesión. La acupuntura favorece la irrigación sanguínea a la zona.

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